En el centro de abril
VR Exhibition
Mariano Rodríguez - Raúl Martínez - Servando Cabrera Moreno
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La pintura histórica como género se inspira en escenas o eventos de la mitología y en recreaciones de la literatura y de acontecimientos de la historia, tratados generalmente en cuadros de gran formato donde se incluye la alegoría. Propone además ejemplos nobles y verosímiles, de ahí que exprese una interpretación de la vida o transmita un mensaje moral o intelectual. Algunas obras no solo basan su discurso en la historia que cuentan, sino que la recrean desde la tradición, la iconografía o los rasgos distintivos de un lugar o un evento que marca un hito de un país o región. Se le llama «histórica» no solo por representar acontecimientos históricos, sino por narrar las épocas, sus protagonistas, sus esencias, sus contextos y sus repercusiones. En el centro de abril es un proyecto curatorial de tesis con carácter histórico, que articula su discurso mediante el tratamiento de la épica revolucionaria en la plástica de los años sesenta en Cuba, y toma su título de la pieza Girón: Preludio, del trovador cubano Silvio Rodríguez. Las obras que integran la exposición forman parte del acervo patrimonial de nuestra nación, y provienen de los fondos del Museo Nacional de Bellas Artes y del Palacio de Gobierno del Consejo de Estado. La esquina de 23 y 12 es un ícono citadino de La Habana, donde, a mitad del mes de abril de 1961, aconteció un hecho trascendente de nuestra historia patria: la declaración del carácter socialista de la Revolución Cubana. Coincidentemente, este es nuestro emplazamiento físico como espacio cultural, pues en la propia esquina está enclavada nuestra galería y a ello debe su nombre. Tales razones nos permiten hoy concebir la exposición, con seis piezas y tres artistas imprescindibles de la producción pictórica de aquellos años históricos. Nuestro discurso alegórico, de mensaje intelectual rotundo, pone a dialogar a Raúl Martínez, Servando Cabrera y Mariano Rodríguez, situados en el epicentro fundacional de una década pródiga para el arte y la vida nacional. Las piezas seleccionadas comparten como elemento unificador o hilo conductor el manejo de temas de la realidad social de aquel período. La muestra oscila entre la presencia de la figura humana en Mariano Rodríguez, el entrelazamiento de los cuerpos en Servando Cabrera y la recreación del imaginario popular en Raúl Martínez. Todas tienen un poderoso impacto visual y semántico, establecen un parlamento entre las diferentes tendencias de la época: la abstracción, la nueva figuración y el pop, al tiempo que, desde su diversidad discursiva, trenzan una alianza de la historia y la cultura en la nación cubana.