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El barco espía

Oil on canvas

152.5 x 126 cm

Not For Sale

Barco espía está directamente relacionado con los sucesos reportados por la prensa cubana el 30 de agosto de 1962, acerca de la presencia del buque Oxford (AGA-159), perteneciente a la Marina de Guerra de los Estados Unidos, ubicado frente al litoral de La Habana en una posición visible desde el Malecón. Observando nuestro país, la embarcación ha permanecido en las inmediaciones de La Habana y el Mariel desde semanas atrás; al mismo tiempo, y según informe del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, otras tres nuevas violaciones del espacio aéreo y las aguas jurisdiccionales habían ocurrido el 29 de agosto. El hecho pone en tensión a todos los medios de defensa y al pueblo; la alerta tiene fundamento a partir de las experiencias vividas a causa de la voladura del vapor La Coubre y la invasión por Playa Girón. Mariano, desde el expresionismo abstracto, inserta el tema dentro de un conjunto de telas y obras sobre papel, devenidas relato del acontecer nacional, de elevado compromiso político desde el lenguaje que definió la épica de los sesenta. El óleo Barco espía identifica la producción de Mariano durante casi todo el decenio e ilustra su particular manera de abordar asuntos de gran complejidad política, dándoles prominencia a los recursos expresivos, puramente plásticos, con lo cual evita caer en el panfleto realista o la narración explícita del hecho. El artista crea zonas a veces indescriptibles, otras difusas, accidentadas, apoyado en manchas multicolores similares a una ciudad imprecisa e irregular, instalada —pudiera decirse que vigilante— frente al artefacto marino y la naturaleza. Discretas líneas anotan la silueta del barco por ambos lados; simples pero bien logradas manchas definen peces que se mueven bajo la superficie. Colores claros sobre el inmenso cielo azul; embadurnados claros crean una zona que atrapa los oscuros tonos del avión en el aire. El abigarramiento termina en una zona de profundidad, que apuntala tenues áreas de tensión entre cielo, mar y ciudad. Es esta la manera de Mariano tratar el nuevo paisaje, síntesis de la realidad que nos conduce fuera de lo ornamental o decorativo, necesitado de proteger la vida. Asuntos históricos de medular relevancia, reiterados en obras como II Declaración de La Habana, De la Sierra al llano, Asamblea popular y Playa Girón, sostienen su contenido desde la prevalencia del color, utilizado para sugerir figuraciones, y la buena hechura. Son temas que se corresponden con la actualidad nacional, con la situación política e ideológica que mantiene en vilo a la nación, también afrontados desde personales poéticas por jóvenes artistas que emergieron en los sesenta, como Ángel Acosta León, Servando Cabrera Moreno, Antonia Eiriz y otros conocidos desde décadas anteriores, como Raúl Martínez. El Mariano de los sesenta tiene la capacidad de sumergirnos en un ambiente de misterios y seducción. Si somos capaces de dejarnos conducir por sus veredas y espacios de colores, él termina contándonos los conflictos más serios, alarmantes y dramáticos de su tiempo. - MC. TERESA TORANZO CASTILLO - 29 de marzo de 2021

ArteMorfosis - Cuban Art Platform

In the Center of April

Mariano Rodríguez - Raúl Martínez - Servando Cabrera Moreno

Historical painting as a genre is inspired by scenes or events from mythology, recreations of literature and manifest events in history, it also proposes noble and credible examples. It thus expresses an interpretation of life or conveys a moral or intellectual message. They are usually large-format paintings where the allegory is included. Some works base their discourse not only on the story they tell, but also recreate them from the tradition, iconography or idiosyncrasy of a place or an event that marks a milestone in a country or region. That is to say, it is called "historical" not only because it represents historical events, but because it narrates the times, their protagonists, their essences, their contexts and their repercussions. En el centro de Abril is a curatorial thesis project with a historical character, which articulates his discourse through the treatment of the revolutionary epic in the visual arts of the sixties in Cuba. It takes its title from the song “Preludio de Girón” by Cuban troubadour Silvio Rodríguez. The works that make up this exhibition are all part of the heritage of our nation, and come from the funds of the National Museum of Fine Arts and the Government Palace of the State Council. The corner of 23 and 12 is a city icon of Havana. It was the place where, in the middle of April 1961, a transcendent event in our national history took place: the Declaration of the Socialist Character of the Cuban Revolution. Coincidentally, this is our physical location as a cultural space; our Gallery is located here and it owes its name to it. These are reasons that today allow us to conceive this exhibition, with six pieces and three essential artists of the pictorial production of those historical years. Our allegorical speech, with a resounding intellectual message, puts Raúl Martínez, Servando Cabrera and Mariano Rodríguez in a dialogue, at the founding epicenter of a lavish decade for the art and life of Cuba. The selected pieces have as a unifying element or common thread the handling of themes of the social reality of that period. The exhibition oscillates between the presence of the human figure of Mariano Rodríguez, the intertwining of the bodies of Servando Cabrera and the recreation of the popular imagination of Raúl Martínez. All have a powerful visual and semantic impact, establish a parliament between the different trends of the time: abstraction, new figuration and pop, while, from their discursive diversity, they braid a declaratory alliance of history and culture in the Cuban nation.

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En el centro de abril

Mariano Rodríguez - Raúl Martínez - Servando Cabrera Moreno

La pintura histórica como género se inspira en escenas o eventos de la mitología y en recreaciones de la literatura y de acontecimientos de la historia, tratados generalmente en cuadros de gran formato donde se incluye la alegoría. Propone además ejemplos nobles y verosímiles, de ahí que exprese una interpretación de la vida o transmita un mensaje moral o intelectual. Algunas obras no solo basan su discurso en la historia que cuentan, sino que la recrean desde la tradición, la iconografía o los rasgos distintivos de un lugar o un evento que marca un hito de un país o región. Se le llama «histórica» no solo por representar acontecimientos históricos, sino por narrar las épocas, sus protagonistas, sus esencias, sus contextos y sus repercusiones. En el centro de abril es un proyecto curatorial de tesis con carácter histórico, que articula su discurso mediante el tratamiento de la épica revolucionaria en la plástica de los años sesenta en Cuba, y toma su título de la pieza Girón: Preludio, del trovador cubano Silvio Rodríguez. Las obras que integran la exposición forman parte del acervo patrimonial de nuestra nación, y provienen de los fondos del Museo Nacional de Bellas Artes y del Palacio de Gobierno del Consejo de Estado. La esquina de 23 y 12 es un ícono citadino de La Habana, donde, a mitad del mes de abril de 1961, aconteció un hecho trascendente de nuestra historia patria: la declaración del carácter socialista de la Revolución Cubana. Coincidentemente, este es nuestro emplazamiento físico como espacio cultural, pues en la propia esquina está enclavada nuestra galería y a ello debe su nombre. Tales razones nos permiten hoy concebir la exposición, con seis piezas y tres artistas imprescindibles de la producción pictórica de aquellos años históricos. Nuestro discurso alegórico, de mensaje intelectual rotundo, pone a dialogar a Raúl Martínez, Servando Cabrera y Mariano Rodríguez, situados en el epicentro fundacional de una década pródiga para el arte y la vida nacional. Las piezas seleccionadas comparten como elemento unificador o hilo conductor el manejo de temas de la realidad social de aquel período. La muestra oscila entre la presencia de la figura humana en Mariano Rodríguez, el entrelazamiento de los cuerpos en Servando Cabrera y la recreación del imaginario popular en Raúl Martínez. Todas tienen un poderoso impacto visual y semántico, establecen un parlamento entre las diferentes tendencias de la época: la abstracción, la nueva figuración y el pop, al tiempo que, desde su diversidad discursiva, trenzan una alianza de la historia y la cultura en la nación cubana.

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