Playa Girón
Oil on canvas
185 x 125 cm
Not For Sale
Girón forma parte del conjunto de obras presentadas por Raúl Martínez en la exposición Homenajes, que tuvo lugar, con apreciable éxito, en Galería de La Habana en julio de 1964, y que incluía 28 collages, entre los cuales también se encontraban 26 de Julio, El final, El proceso y Patria o muerte. El mérito principal de Homenajes radicó en su capacidad de reafirmar la historia como sujeto y protagonista, al reflejar sucesos y personalidades que incidieron en las transformaciones sociales ocurridas en el último lustro en Cuba, y fue encomiada por Edmundo Desnoes —reconocido intelectual de entonces que se desempeñó como columnista del influyente magazine Lunes de Revolución— en sus palabras al catálogo/plegable. En esta propuesta, Raúl introduce el collage como la técnica que le acomoda para reportar eventos que habían conmovido al país en los últimos decenios, como el asalto al cuartel Moncada (1953) y la agresión por Playa Girón (1961), sintetizados en 26 de Julio y Girón. Desde el punto de vista estético, la serie Homenajes revela el transito del artista de la abstracción hacia el Pop Art, y reconfirma el virtuosismo de un creador ya maduro para articular su discurso de forma novedosa y efectiva, solamente comparable con los monumentales lienzos y lonetas quemadas desplegados por Antonia Eiriz en la misma galería en febrero del propio año. Girón funciona como tributo a los caídos en los dramáticos sucesos de abril de 1961, que reforzaron el compromiso del pueblo alrededor de sus líderes, al tiempo que determinaron la radicalización del nuevo proyecto social, iniciado con el triunfo del 1.0 de enero de 1959. En la composición, el autor fragmenta la superficie pictórica en tres núcleos, y de esta manera resuelve dominar su discurso. Dos bustos de indefinidos rostros inician el relato en el extremo superior izquierdo; a su derecha, la confusión ante el sorprendente ataque. En el extremo inferior, la mancha gestual se reitera y remite a entrañables significados. La palabra “Girón” escrita en rojo y salpicaduras del mismo matiz representan la sangre derramada, y otra tira de textos denuncia que “Nuestros hijos murieron”, con el verbo remarcado por la misma tonalidad, de modo que la persistencia cromática dimensiona el simbolismo de la sangre derramada, el fin de la vida por una causa justa. El collage queda confirmado dentro del todo a través de un pequeño cartel, escrito sobre un pedazo de papel previamente quemado en los extremos y pegado sobre el soporte para dominar las texturas; táctica bien cuidada y tratada por Raúl en la mayoría de las obras desplegadas en Homenajes. La bandera cubana ondea en la parte superior del irregular papel y al centro, un texto de consternación y optimismo declara: “Nuestros hijos murieron, nosotros ocuparemos su lugar”. Girón representa la entrada de Raúl Martínez en un nuevo universo estético, y es expresión de un momento en que el pueblo cubano, con su heroísmo, ha corroborado la decisión de conquistar su destino. - MC. TERESA TORANZO CASTILLO - 29 de marzo de 2021
Exhibitions with this piece
In the Center of April
Mariano Rodríguez - Raúl Martínez - Servando Cabrera Moreno
Historical painting as a genre is inspired by scenes or events from mythology, recreations of literature and manifest events in history, it also proposes noble and credible examples. It thus expresses an interpretation of life or conveys a moral or intellectual message. They are usually large-format paintings where the allegory is included. Some works base their discourse not only on the story they tell, but also recreate them from the tradition, iconography or idiosyncrasy of a place or an event that marks a milestone in a country or region. That is to say, it is called "historical" not only because it represents historical events, but because it narrates the times, their protagonists, their essences, their contexts and their repercussions. En el centro de Abril is a curatorial thesis project with a historical character, which articulates his discourse through the treatment of the revolutionary epic in the visual arts of the sixties in Cuba. It takes its title from the song “Preludio de Girón” by Cuban troubadour Silvio Rodríguez. The works that make up this exhibition are all part of the heritage of our nation, and come from the funds of the National Museum of Fine Arts and the Government Palace of the State Council. The corner of 23 and 12 is a city icon of Havana. It was the place where, in the middle of April 1961, a transcendent event in our national history took place: the Declaration of the Socialist Character of the Cuban Revolution. Coincidentally, this is our physical location as a cultural space; our Gallery is located here and it owes its name to it. These are reasons that today allow us to conceive this exhibition, with six pieces and three essential artists of the pictorial production of those historical years. Our allegorical speech, with a resounding intellectual message, puts Raúl Martínez, Servando Cabrera and Mariano Rodríguez in a dialogue, at the founding epicenter of a lavish decade for the art and life of Cuba. The selected pieces have as a unifying element or common thread the handling of themes of the social reality of that period. The exhibition oscillates between the presence of the human figure of Mariano Rodríguez, the intertwining of the bodies of Servando Cabrera and the recreation of the popular imagination of Raúl Martínez. All have a powerful visual and semantic impact, establish a parliament between the different trends of the time: abstraction, new figuration and pop, while, from their discursive diversity, they braid a declaratory alliance of history and culture in the Cuban nation.
En el centro de abril
Mariano Rodríguez - Raúl Martínez - Servando Cabrera Moreno
La pintura histórica como género se inspira en escenas o eventos de la mitología y en recreaciones de la literatura y de acontecimientos de la historia, tratados generalmente en cuadros de gran formato donde se incluye la alegoría. Propone además ejemplos nobles y verosímiles, de ahí que exprese una interpretación de la vida o transmita un mensaje moral o intelectual. Algunas obras no solo basan su discurso en la historia que cuentan, sino que la recrean desde la tradición, la iconografía o los rasgos distintivos de un lugar o un evento que marca un hito de un país o región. Se le llama «histórica» no solo por representar acontecimientos históricos, sino por narrar las épocas, sus protagonistas, sus esencias, sus contextos y sus repercusiones. En el centro de abril es un proyecto curatorial de tesis con carácter histórico, que articula su discurso mediante el tratamiento de la épica revolucionaria en la plástica de los años sesenta en Cuba, y toma su título de la pieza Girón: Preludio, del trovador cubano Silvio Rodríguez. Las obras que integran la exposición forman parte del acervo patrimonial de nuestra nación, y provienen de los fondos del Museo Nacional de Bellas Artes y del Palacio de Gobierno del Consejo de Estado. La esquina de 23 y 12 es un ícono citadino de La Habana, donde, a mitad del mes de abril de 1961, aconteció un hecho trascendente de nuestra historia patria: la declaración del carácter socialista de la Revolución Cubana. Coincidentemente, este es nuestro emplazamiento físico como espacio cultural, pues en la propia esquina está enclavada nuestra galería y a ello debe su nombre. Tales razones nos permiten hoy concebir la exposición, con seis piezas y tres artistas imprescindibles de la producción pictórica de aquellos años históricos. Nuestro discurso alegórico, de mensaje intelectual rotundo, pone a dialogar a Raúl Martínez, Servando Cabrera y Mariano Rodríguez, situados en el epicentro fundacional de una década pródiga para el arte y la vida nacional. Las piezas seleccionadas comparten como elemento unificador o hilo conductor el manejo de temas de la realidad social de aquel período. La muestra oscila entre la presencia de la figura humana en Mariano Rodríguez, el entrelazamiento de los cuerpos en Servando Cabrera y la recreación del imaginario popular en Raúl Martínez. Todas tienen un poderoso impacto visual y semántico, establecen un parlamento entre las diferentes tendencias de la época: la abstracción, la nueva figuración y el pop, al tiempo que, desde su diversidad discursiva, trenzan una alianza de la historia y la cultura en la nación cubana.