El manipulador
Oil on canvas
90 x 130 cm
Ser uno. Pinté esta serie en plena pandemia, ante y durante el pico psico-social-político-pandémico-cultural donde sobrevivir y ser uno mismo se volvió denso. No saludar, no besar, no hablar, fue y es el propósito para conservar ese yo que tanto queremos conservar. Cada vez más fuerte la tecnología como sustituto del abrazo, cada vez más tú en un celular para ser el otro en el celular de alguien. Y de eso me agoté. Es la pintura mi punto de partida y destino siempre. Y dentro de mi producción mis autorretratos. Ellos (yo) son el teatro que necesito para besar, tocar, reír y besar a los otros. Decir, gritar, hacer y tener todo tipo de contacto con los demás. Desprenderme de Facebook, Instagram, Linkedin. Comencé a pintarme con toda intención de hablar, de comunicarme, y sin querer fueron uno, dos, tres, casi 50 obras donde desde el autorretrato encontré una tribuna personal y verdadera, sobre todo eso, real. Una manera de dar la cara a lo que me rodea, a lo que pienso y no digo, a lo que he dicho sin pensar incluso. Por eso me traje a mis flores conmigo, mis perros, mis miedos, mi guapería de barrio, todos conmigo. Decidí unirnos a todos en uno mismo, y de esta manera esa necesidad individual de expresarme y asumir criterios me hizo realizar esta serie de autorretratos. Cada quien se abraza a ideas y conceptos que considera vital para su existencia. Encuentro en mi propia imagen el modo correcto y la verdad más absoluta del ser.